Marco Polo describe un puente, piedra por piedra.
- ¿Pero cuál es la piedra que sostiene el puente?, pregunta Kublai Khan.
- El puente no está sostenido por esta o aquella piedra -responde Marco-, sino por la línea del arco que ellas forman.
Kublai permanece silencioso, reflexionando. Después añade:
- ¿Por qué me hablas de las piedras?. Es sólo el arco lo que me importa.
Polo responde: - Sin piedras no hay arco.
Italo Calvino - Las ciudades invisibles
Fernando Savater (1996) dice, citando a Graham Greene, que "ser humano es también un deber". Es decir, "nacemos humanos, pero eso no basta. Además tenemos que llegar a serlo"; y la posibilidad de ser humano sólo se realiza efectivamente por medio de los demás, de los semejantes, es decir, "de aquellos a los que el niño hará todo los posible por parecerse". Y "si, -continua Savater- como dice Jean Rostand, la cultura es lo que el hombre añade al hombre, la educación es el acuñamiento de lo humano allí donde sólo existe como posibilidad. Lo propio del hombre no es tanto el mero aprender como el aprender de otros hombres, ser enseñado por ellos". Entonces entendemos el porqué de la necesidad de la educación como acción organizada de humanos sobre humanos.
Ir tejiendo una historia común en la que el sujeto inscribirá sus nuevos aprendizajes, es lo que Bruner explica como la construcción de los conocimientos compartidos por parte de alumnos y profesor, en donde lo conocido se plantea abierto al escrutinio en un proceso social y no individual en el que se compara, contrasta y discute.
Hablamos mucho de la complejidad del proceso de aprendizaje, y mucho más sobre las materias que se enseñan; pero debemos asumir que no sólo aprendemos contenidos y desarrollamos habilidades y competencias; también aprendemos una manera de vivir, de ver al mundo, aprehendemos una cultura; pero no es sólo eso: también una serie de signos y significaciones, un aprendizaje de relaciones simbólicas, de un lenguaje, de un discurso específico que nos otorga una perspectiva para entender lo que sabemos y lo que somos capaces de hacer, en todos los niveles.Es por eso que nuestro aprendizaje como humanos sólo es posible cuando estamos en contacto con otros seres humanos porque lo anterior sólo es posible aprenderlo de otros que lo hayan aprendido igual que nosotros: de la cultura, que es obra eminentemente humana.
Los docentes tenemos sobre nuestras espaldas una responsabilidad enorme, y cuando elegimos la carrera adoptamos un compromiso inmenso; ¡porque estamos enseñando todo el tiempo! Enseñamos cuando preparamos nuestra clase, cuando corregimos en tiempo y forma, ; pero también enseñamos cuando faltamos, cuando no sostenemos la palabra, cuando obviamos nuestras obligaciones, cuando abusamos de nuestro pequeño poder.....
Me pregunto: ¿Somos todos conscientes del desafío y la responsabilidad que encierra ser docente?
Esta semana al ver como una colega se copiaba impunemente una actividad subida a este blog y la posteaba como propia en un curso de capacitación con puntaje entré en duda...y mientras armaba una clase sobre didática, me pareció mejor recordarle a mis queridos alumnos del profesorado que la labor del docente va mucho más allá de la labor como instructor. En ese momento, sentí muy cerca las palabras de mi querida musa referente, la Prof. Laura B Gómez. Palabras que no tienen que ver con lo didáctico sino con el rol en el entramado social, sino con el compromiso con las personas de sus alumnos, con la interacción cercana y cordial. Es ahí donde se juega toda la relación pedagógica, y la verdad la cuestión principal no pasa por lo didáctico, sino que pasa por las personas que están en los roles de profesor y de alumno, pasa por la institución escolar completa, añadidas a ella además, las instituciones políticas, económicas y sociales interesadas en su quehacer.Y alguien debe hacerse cargo ...
Este compromiso debe ser asumido por las instituciones que preparan y perfeccionan a los docentes, quienes -al igual que los demás- deben aprender a mirar el problema desde una perspectiva comprometida entendiendo cabalmente su rol. En un mundo cada vez más vacío de espíritu, frente a una realidad cada vez más hostil con la solidaridad y el compromiso con los demás, frente a un sistema educativo extraviado en el individualismo tenemos que ir a rescatar al ser humano que está detrás de cada alumno, de cada docente.
Este puente lo sostiene la línea del arco;pero a ese arco lo componen muchas y diversas piedras. Sin piedras no hay arco. Por eso yo apuesto a la formación de nuevas piedras, piedras preciosas.
¡Oh musas, oh altos genios, ayudadme!
¡Oh memoria que apunta lo que vi,
ahora se verá tu auténtica nobleza!
Dante- La Divina Comedia, Infierno II